Publicado por congregacion
Resumen del tema:
El hombre histórico, tal como lo presenta San Juan Pablo II, es aquel que, tras alejarse de Dios por el pecado original, ha quedado herido por la concupiscencia, perdiendo la armonía original del cuerpo, del corazón y de las relaciones. Este alejamiento surge del deseo de autodeterminarse sin Dios, lo que lleva a una búsqueda insaciable de felicidad en las cosas creadas, incapaces de colmar los anhelos infinitos del alma. La concupiscencia —en sus tres formas: de la carne, de los ojos y la soberbia de la vida— distorsiona el significado del cuerpo, del amor y de la comunión entre el hombre y la mujer, transformando el don en dominio y la desnudez en vergüenza. Sin embargo, incluso en medio de esta ruptura, el Evangelio revela que Cristo no mira solo las acciones externas, sino el corazón, invitándonos a una conversión profunda y a redescubrir la verdad y dignidad del amor humano como reflejo del don divino.