Aprendiendo a Amar ¿Qué quiere Dios de mí?

Publicado por congregacion

En esta etapa de la Teología del Cuerpo, San Juan Pablo II invita a reflexionar sobre cómo vivir nuestra condición sexuada para alcanzar la verdadera felicidad, planteando que la vocación universal del ser humano es al amor, vivida desde el cuerpo como medio esencial para donarse a los demás. Tras haber establecido una “antropología adecuada”, que reconoce al hombre como imagen de Dios, caído pero redimido y con destino escatológico, se abre ahora el camino de la vocación al amor, que se concreta de formas distintas: en el matrimonio, la virginidad consagrada o cualquier estado de vida. Amar no es opcional, sino la condición para la realización plena del ser humano, ya que hemos sido creados por amor y para amar. El amor auténtico, lejos de la superficialidad que propone la cultura actual, es siempre un encuentro con Dios, y en él se revela el sentido profundo del cuerpo y de la existencia. Por eso, aprender a amar, desde nuestra masculinidad o feminidad, es el verdadero camino hacia la plenitud personal y espiritual.