Publicado por congregacion
Resumen del tema:
Pedro, después de la Transfiguración, quedó impactado por la voz del Padre: «Este es mi Hijo amado; ¡escuchadle!». No lograba ordenar sus pensamientos tras la experiencia en la montaña, pero aquella voz le transmitía paz. Comprendió que la grandeza de Jesús residía en su relación con el Padre y se preguntó si realmente lo escuchaba.
Más tarde, en Cafarnaúm, Pedro tuvo una revelación cuando Jesús le dijo: «Paga por mí y por ti» al encontrar una moneda en un pez. Pedro entendió que compartía con Jesús la condición de hijo amado del Padre y experimentó el perdón de un modo profundo. Se dio cuenta de que su mayor pecado había sido alejarse de Jesús y juzgarlo según su propio criterio.
Reflexionando sobre el perdón, Pedro comprendió que debía practicarlo con los demás. Se dio cuenta de sus prejuicios hacia algunos discípulos y de que, para conservar la alegría del perdón recibido, debía perdonar. Al preguntarle a Jesús cuántas veces debía hacerlo, el Maestro le respondió: «Setenta veces siete», y narró la parábola del siervo perdonado que no supo perdonar. Pedro entendió que el perdón debía ser sincero y total, como el que él mismo había recibido.