Publicado por congregacion
Resumen del tema:
Este extenso pasaje subraya el papel central del Espíritu Santo en la promoción de la unidad entre los cristianos, destacando el ecumenismo como signo de los tiempos y camino necesario para la Iglesia. La unidad de los discípulos de Cristo no solo responde a la voluntad de Jesús, sino que es testimonio ante el mundo. El Concilio Vaticano II ha sido un hito en este camino, destacando la importancia de profundizar en la fe y superar las divisiones doctrinales, incluyendo las relacionadas con el misterio de María. Ella, como Madre de Dios, es reconocida y venerada incluso por muchas Iglesias no católicas, siendo vista como signo de unidad y esperanza común para los cristianos.
Además, el texto resalta cómo las Iglesias orientales han mantenido una profunda devoción mariana expresada en su liturgia, iconografía y espiritualidad, contribuyendo a una riqueza compartida que la Iglesia universal está llamada a redescubrir. María, especialmente a través del Magníficat, encarna la fe humilde y confiada en Dios, y su canto se convierte en un modelo de alabanza, esperanza y compromiso con los pobres. La Iglesia, al final del segundo milenio, se siente llamada a renovar su misión desde esta espiritualidad mariana, reafirmando la inseparabilidad entre la verdad de Dios y su amor preferencial por los pobres, como expresión esencial del Evangelio.